miércoles, 27 de junio de 2012

Experiencia de clubs en Sevilla



Hace ya algunas noches andaba aburrido en casa, la agenda había fallado en su totalidad, eran ya las doce de la noche y sencillamente, la probabilidad de encontrar una señorita dispuesta a darme calor humano en unas condiciones razonables, era muy baja. En estas circunstancias lo razonable es desistir,
pero en contra de lo razonable decidí irme de clubs. Empecé por  La Casita, un clásico donde los haya, la encargada me conoció al entrar aunque no soy cliente habitual, pero claro visitas esporádicas durante tantos años, resulta difícil no fijarse. Me preguntó que quería tomar y pedí un Santa Teresa con Cocacola, la verdad que preparan las bebidas estupendamente, todo en esta casa rezuma calidad, las chicas sin embargo, estando muy por encima del nivel que mantienen hoy en día los clubs, me pareció bastante mediocres, las españolas eran autenticas canis de Valencia o Alicante, princesas de barrio muy pasadas de vueltas, a mi no me apetecía aquello, opté por una colombiana muy joven, ya no recuerdo el nombre y bastante guapa, la verdad que iba con intención de llevármela a la habitación, pero a esta chica le faltaba mucho puterio, agradable sin llegar a ponerte cachondo en ningún momento, eso si me comentó todo tipo de cosas absurdas sobre sus inquietudes académicas, en fin un surrealismo mágico y maravilloso, así que decidí no pasar con ella y retirarme.

De allí salí a otro Club, un clásico del polígono Calonge, la verdad que el nivel de los clubs ha bajado bastante, mi sensación fue que allí había autenticas putas de calle, rumanas, negras puerto riqueñas y guineanas, precisamente fue una puerto riqueña en ropa interior la que se me acabó convenciendo, iba exageradamente puesta de coca, le pagué un reservado y se volvió loca saco la farlopa en el propio reservado, me dio su nombre y su teléfono y empezó a decirme que yo le había caído bien, que tenía que llamarla que me iba invitar a no se donde. En fin, de locos, la amiga allí esnifaba, fumaba farlopa, menos en supositorios, se la metió por todos los sistemas, allí mismo me hizo una buena mamada que dio fin a una noche bastante rara.

Ese típo de noches en otra época me habrían dejado algo tocado, ya las vivo como algo casi normal, aunque creo que si lo grabase a poca gente le parecería normal, porque la noche no es la realidad, la noche es tiempo de sueños y de espejismos. Acabé volviendo a casa a las 3 de la mañana, una hora estupenda para pasear por las calles pensando que son tuyas, pensando que lo mejor es andar cuando todos duermen y empezar dormir cuando todos los demás comienzan a caminar, quizás ese sea el autentico lujo hoy en día...

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